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Luego de ver, Rec 2 o Actividad paranormal, me cuesta calificar Stepfather (El Padrastro / Asesino en casa) como una película de terror. Es una historia cargada de suspenso con un inicio bastante interesante. Su final es muy flojo y, por supuesto, deja abierta la puerta para la segunda parte. Sobre 20 puntos le pondría 12 y tal vez estoy siendo generoso. Este es otro remake, la película original data de los años 80. Las actuaciones son muy buenas: sobre todo la del padrastro y de la madre.
Copio un texto sacado del blog Imagen en negativo:
http://imagenennegativo.blogspot.com/2009/12/asesino-en-casa-stepfather.html
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http://imagenennegativo.blogspot.com/2009/12/asesino-en-casa-stepfather.html
Nunca me pareció excepcional, pero entiendo por qué la cinta The Stepfather disfrutó moderado éxito a fines de los ochentas. El ciclo del cine slasher estaba en decadencia, saturado con imitadores enmascarados de Jason Voorhees, cuya idea de "innovación" consistía en emplear nuevos utensilios de cocina para cometer sus asesinatos. Por eso fue refrescante en ese añoso entorno la aparición del "Padrastro", un villano sobrio, realista y perturbadoramente "normal". Además, desde luego, The Stepfather contó con las actuaciones de dos notables intérpretes; en el papel principal el siempre sólido Terry O'Quinn (hoy más conocido como Locke en Lost); y Jill Schoelen como la "chica final", prometedora actriz que algunos aclamaban como la siguiente Jamie Lee Curtis. No se cumplió esa predicción, pero tampoco disminuye el hecho de que el enfrentamiento entre ambos actores generó memorables resultados. Ahora, veintidós años después, le tocó el turno a esa obra semi-clásica para ser re-interpretada bajo el nombre de Asesino en Casa; y aunque logró evadir la profunda mediocridad de otros fallidos re-makes (como Black Christmas o Prom Night), tampoco resultó particularmente interesante o justificada.
La historia sigue básicamente el mismo camino: David Harris (Dylan Walsh) es un maniático asesino obsesionado con tener una familia perfecta, y para lograrlo se casa con mujeres viudas o divorciadas, a las que atrae fácilmente aparentando ser el marido perfecto. Pero cuando su nueva familia lo decepciona, el inestable padrastro los asesina y se muda a otra ciudad, donde el ciclo comienza de nuevo. Al principio de la película presenciamos las consecuencias de su más reciente “decepción”, la cual es rápidamente olvidada cuando David conoce a Susan Harding (Sela Ward), atractiva mujer con tres hijos, uno de los cuales está en un colegio militar. Seis meses después, Harris se ha infiltrado por completo en la familia Harding, y está por casarse con la ilusionada Susan. Entonces Michael (Penn Badgley), el hijo mayor, regresa de la escuela y de inmediato intuye que hay algo raro con su excesivamente afable padrastro. Pero... ¿vivirá lo suficiente para confirmar sus sospechas?
Entre los escasos atributos de esta película está la actuación de Dylan Walsh, quien resulta bastante creíble tanto en su faceta de "padre perfecto" como en la de "asesino serial". En el lado no tan positivo tenemos a Penn Badgley como el blando "héroe" que aparentemente estudió actuación en la Academia de Shia LeBeouf. Y, claro, la ausencia de una atractiva heroína (como en la cinta original) crea la necesidad de nuevo "atractivo visual"... ingrata labor que recae en la guapa Amber Heard, tristemente condenada a interpretar la mayor parte de sus escenas en bikini o ropa interior. Desde luego es atractiva y no niego que me haya gustado verla, pero una estrategia tan obvia y gratuita abarata la película y termina dejando un mal sabor; ¿de verdad era necesario tener tantas discusiones en la piscina? En fin, al menos Sela Ward tiene más suerte como la confiada prometida del villano, pues no cesa de defenderlo a pesar de toda la gente cercana a ella que está desapareciendo.
Incluso si ignoramos la venerable cinta original no veo mucha razón para recomendar Asesino en Casa, excepto para fanáticos obsesivos de Amber Heard y su colección de bikinis. El director televisivo Nelson McCormick hace su debut en la pantalla grande, pero no se esfuerza demasiado por mantener nuestro interés, y como espectador tampoco encontré aliciente para "meterme" en la película. Quizás Asesino en Casa sería vagamente apetecible en televisión por cable, como relleno de una noche de insomnio, pero en el cine no fue muy satisfactoria, ni valió la pena el tiempo invertido en ella. Aunque, por otro lado, puedo culpar a la serie televisiva Dexter por haber establecido un estándar tan elevado en el sub-género de asesinos seriales que ahora me cuesta trabajo aceptar cualquier obra menos ambiciosa o pulida. Como sea, hubiera preferido quedarme en casa, y recomiendo que hagan lo mismo.
La historia sigue básicamente el mismo camino: David Harris (Dylan Walsh) es un maniático asesino obsesionado con tener una familia perfecta, y para lograrlo se casa con mujeres viudas o divorciadas, a las que atrae fácilmente aparentando ser el marido perfecto. Pero cuando su nueva familia lo decepciona, el inestable padrastro los asesina y se muda a otra ciudad, donde el ciclo comienza de nuevo. Al principio de la película presenciamos las consecuencias de su más reciente “decepción”, la cual es rápidamente olvidada cuando David conoce a Susan Harding (Sela Ward), atractiva mujer con tres hijos, uno de los cuales está en un colegio militar. Seis meses después, Harris se ha infiltrado por completo en la familia Harding, y está por casarse con la ilusionada Susan. Entonces Michael (Penn Badgley), el hijo mayor, regresa de la escuela y de inmediato intuye que hay algo raro con su excesivamente afable padrastro. Pero... ¿vivirá lo suficiente para confirmar sus sospechas?
Entre los escasos atributos de esta película está la actuación de Dylan Walsh, quien resulta bastante creíble tanto en su faceta de "padre perfecto" como en la de "asesino serial". En el lado no tan positivo tenemos a Penn Badgley como el blando "héroe" que aparentemente estudió actuación en la Academia de Shia LeBeouf. Y, claro, la ausencia de una atractiva heroína (como en la cinta original) crea la necesidad de nuevo "atractivo visual"... ingrata labor que recae en la guapa Amber Heard, tristemente condenada a interpretar la mayor parte de sus escenas en bikini o ropa interior. Desde luego es atractiva y no niego que me haya gustado verla, pero una estrategia tan obvia y gratuita abarata la película y termina dejando un mal sabor; ¿de verdad era necesario tener tantas discusiones en la piscina? En fin, al menos Sela Ward tiene más suerte como la confiada prometida del villano, pues no cesa de defenderlo a pesar de toda la gente cercana a ella que está desapareciendo.
Incluso si ignoramos la venerable cinta original no veo mucha razón para recomendar Asesino en Casa, excepto para fanáticos obsesivos de Amber Heard y su colección de bikinis. El director televisivo Nelson McCormick hace su debut en la pantalla grande, pero no se esfuerza demasiado por mantener nuestro interés, y como espectador tampoco encontré aliciente para "meterme" en la película. Quizás Asesino en Casa sería vagamente apetecible en televisión por cable, como relleno de una noche de insomnio, pero en el cine no fue muy satisfactoria, ni valió la pena el tiempo invertido en ella. Aunque, por otro lado, puedo culpar a la serie televisiva Dexter por haber establecido un estándar tan elevado en el sub-género de asesinos seriales que ahora me cuesta trabajo aceptar cualquier obra menos ambiciosa o pulida. Como sea, hubiera preferido quedarme en casa, y recomiendo que hagan lo mismo.
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