MADRID [EFE].- “Yo tenía una casa en África, al pie de las colinas del Ngong” es una de las frases más famosas que ha regalado el cine. Y así comienza “África mía”, una película que cumple 25 años convertida en uno de los romances más memorables de la historia del celuloide.
A principios del siglo XX, Karen Blixen (Meryl Streep), una mujer europea, llega a Kenia para dirigir una plantación junto con su marido, un mujeriego incorregible con el que se ha casado, pero del que no está enamorada. La relación que Karen establece con África, sus gentes y el cazador Denys Finch Hatton (Robert Redford) es el hilo de una película que es tan sencilla como poética.
No era una historia fácil de resolver y antes que Kurt Luedtke, guionista de “África mía”, ya se habían interesado por narrar la biografía de Blixen otros cineastas, como el director Orson Welles, incondicional admirador de la escritora. Después de tres años de trabajo y síntesis, Luedtke recogió algunos capítulos de todas las obras de Blixen, que firmó sus libros con el seudónimo de Isak Dinesen, centrándose en su relación con Finch Hatton.
Ganadora de 7 premios Óscar, entre ellos Mejor Película, Mejor Director (Sydney Pollack) y Mejor Guion Adaptado, la cinta tuvo un enorme éxito de público y fue calificada de obra maestra y joya inolvidable, con lo cual se convirtió en todo un clásico del cine.
Aunque también ha sido criticada por su carácter excesivamente edulcorado y blando, especialmente al comparar la película con la biografía de Blixen, más centrada en la relación de la autora danesa con el pueblo masai y la tierra africana que en su romance con el cazador Denys Finch Hatton. Pero “África mía” es, ante todo, una historia bella, llena de magia, que tiene el poder de emocionar al espectador y hacer que su imagen perdure. Por 25 o más años.
A principios del siglo XX, Karen Blixen (Meryl Streep), una mujer europea, llega a Kenia para dirigir una plantación junto con su marido, un mujeriego incorregible con el que se ha casado, pero del que no está enamorada. La relación que Karen establece con África, sus gentes y el cazador Denys Finch Hatton (Robert Redford) es el hilo de una película que es tan sencilla como poética.
No era una historia fácil de resolver y antes que Kurt Luedtke, guionista de “África mía”, ya se habían interesado por narrar la biografía de Blixen otros cineastas, como el director Orson Welles, incondicional admirador de la escritora. Después de tres años de trabajo y síntesis, Luedtke recogió algunos capítulos de todas las obras de Blixen, que firmó sus libros con el seudónimo de Isak Dinesen, centrándose en su relación con Finch Hatton.
Ganadora de 7 premios Óscar, entre ellos Mejor Película, Mejor Director (Sydney Pollack) y Mejor Guion Adaptado, la cinta tuvo un enorme éxito de público y fue calificada de obra maestra y joya inolvidable, con lo cual se convirtió en todo un clásico del cine.
Aunque también ha sido criticada por su carácter excesivamente edulcorado y blando, especialmente al comparar la película con la biografía de Blixen, más centrada en la relación de la autora danesa con el pueblo masai y la tierra africana que en su romance con el cazador Denys Finch Hatton. Pero “África mía” es, ante todo, una historia bella, llena de magia, que tiene el poder de emocionar al espectador y hacer que su imagen perdure. Por 25 o más años.
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