miércoles, 4 de enero de 2012

Adiós a Las Vegas (de Mike Figgis)

“No sé si empecé a beber porque mi familia me dejó o si mi familia me dejó porque empecé a beber”

Encontré una crítica interesante acá:
http://luppanar.blogspot.com/2007/09/leaving-las-vegas-adis-las-vegas-1995.html

Dice la crítica de este blog:


No sé que tiene de especial, pero me atrae de una manera inexpresable. No puedo dejar de sentir nostalgia y mucha tristeza cuando me acuerdo de ella. En aquel lejano 1995 se escuchaban comentarios favorables por todos lados pero nunca creí prudente acercarme, acaso por la edad. Fue hasta hace cuatro o cinco años que la vi por casualidad en la televisión y desde ese momento retomo la experiencia cada vez que puedo.

La trama parte de un hecho muy simple y muy crudo, seguramente por todos bien conocido: un guionista fracasado pretende embriagarse hasta morir; en su carrera suicida conoce a una prostituta, aficionada a las adicciones de tipo psicológico, de la que irreparablemente se enamora. La vida, en su infinita sabiduría, les presenta a los dos una segunda oportunidad y ellos, en su obstinación y ceguera, la echan a la basura. Es en extremo lamentable y dramático observar como se despilfarra una existencia.

Creo que es la mejor historia de amor que se ha podido ver en el cine. Está tan bien realizada que nunca se cae en la cursilería a la que estamos tan habituados. Contrario a lo que ha sucedido hasta el cansancio, no se crea un guión para glorificar un amor imposible o lleno de dificultades; es todo lo contrario, la mesa está puesta y ellos prefieren seguir con sus vicios porque están profundamente arraigados. A pesar de todo lo que hay en contra, la tan inusual pareja se acepta tal y como es y bastan algunos diálogos para saber que están hechos “el uno para el otro”. Sera quiere tanto a Ben que soporta su repugnante comportamiento y aunque lo cuestiona, sabe que no puede hacer nada. Él por su parte consiente su profesión y aunque le duele profundamente nunca trata de censurarla.

Es efectivamente una historia romántica; totalmente sui generis si se quiere pero muy sentimental. Lo más rescatable es que se deja a un lado el cliché barato y narra las cosas como son en la vida real, duras, complicadas y bastante crueles.

Afirma Ben Sanderson, al explicar la razón de su comportamiento: “No sé si empecé a beber porque mi familia me dejó o si mi familia me dejó porque empecé a beber”. El hecho es que es un sujeto moralmente destrozado y ya no le importa nada, sólo desea un poco de felicidad, la cual es proporcionada por el alcohol. Por eso se dirige a Las Vegas, donde los bares nunca cierran.

Toda ella es un gran complejo de emociones inteligentemente amarradas. La fotografía es memorable, la musicalización es acertadísima y la dirección está impecablemente ejecutada, pero por sobre todas las cosas las actuaciones resplandecen y opacan su entorno. Sin duda, y por mucho, son los papeles mejor representados en la carrera de Nicolas Cage y Elizabeth Shue.

La cinta está basada en la novela autobiográfica de . Este escritor nació en 1960 y en 1990 redactó el libro “Leaving Las Vegas”. En 1994, dos semanas posteriores al inicio del rodaje, se suicidó; contaba con 34 años. Su padre aseguró que la novela era su nota póstuma.

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