sábado, 11 de diciembre de 2010

“EL PLACER DE LOS OJOS”,PROGRAMA ESPECIALIZADO EN EL SÉPTIMO ARTE, CUMPLE UNA DÉCADA

ENTREVISTA. Ricardo Bedoya
El cine desde la pantalla chica

EL PLACER DE LOS OJOS”, PROGRAMA ESPECIALIZADO EN EL SÉPTIMO ARTE, CUMPLE UNACADA AL AIRE. UNA EXCELENTE OCASIÓN PARA QUE SU CONDUCTOR HAGA MEMORIA Y ANALICE QUÉ HA SUCEDIDO EN EL CINE PERUANO EN LOSLTIMOS 10 AÑOS.

Por: Enrique Planas

El tiempo es circular. Y el crítico Ricardo Bedoya se dio cuenta de ello cuando entrevistaba recientemente a Gianfranco Brero por su participación en la película “La vigilia”, de Augusto Tamayo. De pronto, recordó que el actor había sido su primer entrevistado a propósito de su gran papel en “Tinta roja”, de Francisco Lombardi. Y sacó la cuenta: Habían pasado 10 años exactos. La década ininterrumpida que Bedoya cumple desde que Fernando Cáceres, entonces director de Canal 7, le encargara conducir un programa de cine dentro de lo que se había diseñado como la franja cultural del canal, que incluía teatro (con Luis Peirano), literatura (Iván Thays), historia (Javier Protzel), entre otros. A diferencia de los demás, su programa ha sobrevivido en el aire.

¿Cómo se ha transformado el programa en estos 10 años?
Ha habido transformaciones varias. El estilo de los informes fue cambiando también. Al principio eran muy largos, analíticos, ahora son más cortos, nunca exceden un bloque. Creo que la televisión no es un medio en el que se puede ejercer la crítica ni reflexionar. Se puede dar información, una opinión valorativa, pero no se puede sustentar demasiado.

¿Crees que en diez años la oferta cinematográfica en el Perú se ha mantenido igual?
Estamos peor. Hace 10 años recién se iniciaba el sistema de multisalas, concebido para extender el negocio de la exhibición y concentrar la distribución de películas. Es decir, hay más cines pero menos películas. Ha habido una concentración y la oferta se ha limitado.

¿Qué ha cambiado en el cine peruano en una década?
“El placer de los ojos” nace cuando empieza la onda digital. Antes la mayoría de películas se filmaban en 35 mm. Aparece una generación nueva con otra formación, distinta a la de los cineastas mayores. Menos ideológica, más académica, con una apertura a los cines del mundo y la actualidad. Si vemos “Octubre” y pensamos en Kaurismaki o Bresson, no es por la oferta de los cines de Lima, sino por lo que puede verse en DVD. Si Claudia Llosa alude a una directora como Jane Campion, es porque su cine puede verse en DVD. Ese soporte es fundamental para una mirada nueva. Es también una generación consciente de los fondos internacionales de producción, del circuito de festivales, que sabe cómo presentar sus proyectos. Ya no piensan solo en proyectar en nuestras salas, territorios tan difíciles de entrar. Ellos intentan conquistar una multiplicidad de plataformas de exhibición.

¿Eso no ha creado, sin embargo, un divorcio entre cineastas locales y público?
El público masivo va a ver blockbusters. El territorio de las pantallas se dedica cada vez más a los grandes espectáculos. El cine de autor, o como quieras llamarlo, encuentra su propio público en circuitos paralelos. Lo que tienen que hacer los cineastas es prepararse para conocer esos nuevos circuitos.

La ley de cine que nos rige también ha sobrepasado la década de vigencia. ¿Podemos pensar en el desarrollo del cine sin ella?
Sí y no. Es una ley dada cuando existía el sentimiento de pérdida de la anterior, muy importante pero muy proteccionista. Cuando se da, en 1994, lo que hace es depurar todo aquello que sonara a intervención del Estado. Tenía un esqueleto muy elemental, basado en el deber del Estado de fomentar la cultura. Pero lo que la ley hizo fue hacer depender el cine de los fondos públicos, siempre escasos. Nunca funcionó. Además, no creo que los nuevos cineastas le deban a la ley lo que son. Claudia Llosa, por ejemplo, consiguió sus propios fondos de financiación, como lo hizo Josué Méndez. Por más que hayan recibido recursos de Conacine, no son productos de una ley. Son productos de su propia mirada y de su propio sistema de producción. Sin duda, se necesita una ley, no solo como un primer apoyo económico sino como una carta de presentación.

¿Una ley como la que ahora se discute en el Congreso?
Pienso que esa ley que se ha aprobado en comisiones tiene problemas. Es una ley que tiene una serie de disposiciones mercantilistas. El cine peruano, desde 1994, se hipotecó a la posibilidad de que el Estado le diera dinero. Ahora se está arrastrando al negocio de la exhibición y distribución. Creo que ambas cosas deben ser separadas. Si el Ministerio de Cultura tiene la intención de apoyar al cine peruano, debe crear un fondo con sus propios recursos, que no esté amarrado al azar de que el negocio cinematográfico vaya bien o mal o a la voluntad de los distribuidores.



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